Publicações em dossiê especial “Tiempos críticos. Crisis y políticas de la aceleración”, no Cuadernos de Teoria Social

Foi publicado na revista chilena Cuadernos de Teoría Social o dossiê “Tiempos críticos. Crisis y políticas de la aceleración”, organizado por Arthur Bueno (Universidade de Frankfurt) e Felipe Torres (Max Weber Center). O dossiê é composto de 5 artigos escritos por autores de diversas instituições internacionais, seguido de um debate especial “Covid-19: Tiempos críticos en tiempos de pandemia“, que contém dois textos de livre-pesquisadores do Ateliê de Humanidades:

  • “Las temporalidades y el negacionismo en la pandemia de covid-19”, de Bruna Bataglia: nele são desenvolvidas fortes teses sobre a questão da aceleração social em curso e sua relação com as temporalidades da pandemia e os negacionismos políticos, dando atenção especial sobre como tais processos possuem consequências sobre o direito e a democracia;
  • “Que puede el apocalipsis? Desde la gran aceleración hasta la pandemia globalizada”, de André Magnelli: este pequeno ensaio apresenta uma interpretação da pandemia à luz das teses de Diante de Gaia, livro de Bruno Latour publicado recentemente no Brasil em parceria Ateliê de Humanidades/UBU.

Destacamos também no dossiê o artigo ¿Qué viene después de la depresión? Ocho tesis sobre la crisis de la subjetividad neoliberal y sus implicancias políticas, de Arthur Bueno, que desenvolve as teses que o autor apresentou no encontro do Ciclo de Humanidades 2019 com tema “Rumo a uma sociedade pós-depressiva?”.

Em nosso site, disponibilizamos os textos do editorial e da apresentação do debate especial, deixando também disponíveis os links para acessar o dossiê completo.

Desejamos, como sempre, uma excelente leitura!


Editorial
Tiempos críticos.
Crisis y políticas de la aceleración

Arthur Bueno e Felipe Torres

Frankfurt y Erfurt, Agosto de 2020

Vivimos en tiempos de crisis. Las consecuencias disruptivas de la debacle financiera de 2008 se vieron pronto agravadas en los años siguientes, por una serie de acontecimientos políticos que pusieron en jaque elementos centrales del orden institucional establecido en los decenios anteriores. Desde la primavera árabe hasta el Occupy Wall Street, desde las “Jornadas de Junio” en Brasil hasta las “chaquetas amarillas” en Francia, desde el Brexit hasta las elecciones de Trump y Bolsonaro, desde las protestas en Hong Kong hasta las manifestaciones masivas en Chile, las dinámicas políticas recientes indican, de diversas maneras, un creciente descontento popular con los modos de representación política vigentes. Las nuevas olas de movimientos feministas, LGBTQI+, antirracistas y ecologistas, así como el aumento de la fuerza de una nueva derecha opuesta a lo “políticamente correcto”, el “globalismo” y la “histeria del calentamiento global”, también apuntan a una reconfiguración de las luchas sociales. A estos procesos se suman, ahora, los choques de la pandemia mundial y sus consecuencias aún imprevistas.

Tales eventos llevan a replantear, agudamente para nosotros, el problema de la temporalidad. Es propio de los momentos de crisis, después de todo, hacer que el presente se vuelva incierto, reabriendo el futuro y transformando nuestra relación con el pasado. Al sacudir nuestras instituciones y costumbres, ponen en duda los regímenes según los cuales experimentamos el tiempo. De ahí su conexión intrínseca con la crítica social: en la medida en que interrumpen el curso habitual de nuestras vidas, frenándolas en ciertos aspectos y acelerándolas en otros, las crisis nos impulsan a tratar de comprender lo que está sucediendo en el mundo, a diagnosticar sus patologías sociales y a encontrar nuevas formas de acción. Nuestros tiempos son también, por eso, tiempos críticos.

Pero si las crisis impulsan un nuevo cuestionamiento de la experiencia temporal, hay una dimensión de este proceso que se hace particularmente urgente en el momento actual. Los acontecimientos recientes ponen en jaque, de múltiples maneras, la dinámica de aceleración social característica de la modernidad capitalista. La pandemia de Covid-19 es quizás sólo el ejemplo más visible de esto. Con su inminente amenaza de un desastre sanitario, ha provocado para varios de nosotros algo que hace tiempo reclaman los críticos y los movimientos sociales: una interrupción (brusca y con implicancias potencialmente desastrosas) del acelerado proceso de acumulación capitalista a través de la explotación del trabajo y la expropiación de la naturaleza. La desaceleración de amplios sectores de la economía y de la actividad social fue, sin embargo, acompañada por una intensificación aún mayor del ritmo de vida en otras ramas y para ciertos grupos. En muchas partes del mundo, también ha implicado la aparición de negacionismos de todo tipo. Incluso en la crisis, el perpetuum mobile de la aceleración trata de reimponerse a toda costa.

Así, la crisis actual nos lleva a repensar las dinámicas aceleradas de la modernidad y los peligros existenciales que conllevan. Esto lleva a preguntarnos, por ejemplo, cómo una sociedad impulsada por la lógica creciente de la acumulación de recursos se encontró tan poco preparada para hacer frente a un problema de salud pública anticipado hace años por los científicos. Cuestiones similares surgen en el contexto de la crisis ecológica, la crisis política y la crisis de la reproducción social. En cada una de estas esferas, la aceleración social tiende a generar formas peculiares de ceguera, las cuales nos mantienen movilizados por este proceso, al mismo tiempo que sus consecuencias destructivas se hacen cada vez más visibles. Sin embargo, paradójicamente, el espíritu crítico contemporáneo persigue a la vez transformaciones en las inequidades de género, el término del racismo o el fin del extractivismo de la naturaleza; se exige justicia social y cuidado del medioambiente lo más pronto posible. Quienes pugnamos por cambios semejantes, nos damos cuenta que estos no pueden esperar más. La aceleración muestra así su potencial emancipador y que ha sido parte importante de su promesa (incompleta) de mejoras de vida en los menores plazos posibles. Esta dialéctica entre fatalismo y promesa de la velocidad es inherente al mundo desbocado en que nos encontramos.

La consideración de las modalidades de la experiencia psicosocial inherentes a las dinámicas aceleradoras es, por lo tanto, crucial para comprender estas últimas. La crisis de la aceleración social es también una crisis de las formas de subjetividad. No sólo los procesos sociales objetivos se ven sacudidos en el momento actual; lo mismo ocurre con nuestras formas habituales de pensar, actuar y sentir. Esto se refiere sobre todo al sentimiento subjetivo de “paralización frenética” que acompaña a la lógica objetiva de la “estabilización dinámica” (es decir, el hecho de que el orden social moderno sólo puede mantenerse mediante el crecimiento y la innovación incesantes). Ambas son, como demuestra Hartmut Rosa, dos caras del mismo proceso. Las nuevas formas de lucha política que están surgiendo en la actualidad no pueden entenderse adecuadamente, por lo tanto, sin tener en cuenta las experiencias de alienación generadas por el imperativo de que uno debe seguir avanzando cada vez más, a un ritmo cada vez más rápido, sin sentir que realmente se vaya a ninguna parte. Es desde este contexto psicosocial que tienen sentido tanto los desafíos que se le plantean a la aceleración social como los que son propios a los intentos por mantenerla a toda costa; así, este panorama expresa las paradojas de la aceleración asociadas tanto a las expectativas de volver a la “normalidad” previa a la crisis como a las nuevas perspectivas que, para bien o para mal, se abren con esta última.

Estas nuevas perspectivas, si se presentan como oportunidades de mayor integración global y justicia social, serán, una vez más, motor para nuevas aceleraciones de procesos sociales que pugnen por dichas transformaciones. La aceleración es nuevamente tanto límite como posibilidad. Hablamos de políticas de la aceleración, entonces, porque su iscusión es a todas luces algo que se da y debe darse tanto en la asamblea de estudiantes como en el parlamento y las grandes corporaciones. Todas estas instancias deciden sobre el tiempo y los tiempos en que cada demanda, acción o interés ocurre y debe ocurrir. Estas situaciones evidencian el signo de las crisis de nuestro tiempo. En consonancia con lo anterior, todos los textos que componen este número abordan los impactos globales de regímenes de tiempo determinados, las crisis de modelos de desarrollo, así como el descontento social en y más allá del continente americano.

La primera parte de este número especial se compone de cinco artículos. Parte con el trabajo de Darío Montero, quien problematiza el potencial universal de una teoría de la aceleración a la luz de teorías de la modernidad más contextualistas, donde el énfasis está puesto en las particularidades culturales de cada grupo social. A la luz de esto, propone que la perspectiva de Rosa permite reflexionar sobre una complementariedad entre estos enfoques. En un diálogo similar, Iván Ojeda tematiza el malestar manifestado en América Latina durante los últimos años, poniendo especial énfasis en el rendimiento posible de una teoría de la aceleración aplicada a las particularidades del contexto latinoamericano (chileno en particular) y su política. En una observación desde la cultura, Ana Matías Rendón expone sobre la relación entre territorio (espacio) e historia (tiempo) en la cosmovisión mapuche. Centrada en la noción de Wallmapu, ella propone una interpretación respecto a cómo ambos conceptos operan en el pueblo Mapuche, ofreciendo una mirada crítica respecto a los procesos de colonización europea y de los Estados-Nación de Chile y Argentina. En su artículo, Arthur Bueno plantea la idea de que muchos procesos políticos actuales pueden considerarse como expresión de una crisis del sujeto neoliberal, cuyas experiencias de malestar psicológico se conciben predominantemente en términos de depresión. Por último, el texto de Nàtalia Cantó-Milà, Mariona Moncunill-Piñas y Swen Seebach aborda la experiencia de futuro que jóvenes de Cataluña expresan en contextos de incertidumbre individual y colectiva.

Tras los artículos, este número ofrece, en la sección especial, un grupo de textos que reflexionan sobre las causas y peligros del COVID-19 en diferentes contextos y latitudes, vinculando varios escenarios posibles con los tiempos críticos en los que nos encontramos. En la última sección, notas, se encuentran dos escritos adicionales de nosotros como editores. Uno es un ejercicio de escritura en que Felipe Torres da cuenta de la experiencia, a la vez teórica y personal, que supuso traducir un libro sobre aceleración y teoría social. Se trata de un texto que combina reflexiones sobre la traducción en general, así como apreciaciones sobre el trabajo específico que conllevó traducir el libro Aceleración. La transformación de las estructuras temporales en la modernidad (Herder 2021) de Hartmut Rosa. Por su parte, partiendo por los argumentos presentados por Slavoj Žižek en su último libro, Arthur Bueno analiza las implicancias psicosociales de la actual crisis sanitaria y los horizontes políticos abiertos por ella.La invitación es a, como siempre, hacer uso de estas nuevas reflexiones teóricas para tiempos convulsos. Por último, agradecemos a los/as autores/as, así como al apoyo de los editores de Cuadernos de Teoría Social por haber formado parte de este número especial.



Sección Especial
“Covid-19: Tiempos críticos en tiempos de pandemia

Introducción

Inevitablemente los tiempos críticos a que aludimos en el título del número especial se vieron afectados inesperada y furtivamente por la realidad de la pandemia global. Todos los movimientos, fricciones, luchas e incertidumbres que afectan a distintas partes del mundo con diferentes intensidades, pero de manera inevitable en cada una de ellas, se ven hoy, en algunos casos paralizados, y en otros potenciados, a veces pausados y en otros casos exacerbados. Los tiempos críticos están hoy incrustados en la pandemia. La pandemia y las crisis ecológicas, demandas por dignidad y sus protestas, así como la realidad de una digitalización cada vez más cotidiana, han sido re-estructuradas durante estos meses debido a la transversalidad y fuerza de un escenario global que supera a cada uno de ellos, a la vez que les entrega nuevas formas, urgencias y también posibilidades. Es indudable entonces el acoplamiento de diferentes “tensiones sociales” que en su adición descomponen unas crisis al tiempo que crean otras.

En Chile, por ejemplo, esto se ve de manera clara: el estallido social de octubre de 2019 y que se vino extendiendo durante los primeros meses de 2020, se vio afectado por el comienzo de la pandemia en marzo de 2020. De esta forma se juntaron dos excepcionalidades que en poco tiempo convirtieron a Chile en uno de los países más afectados por la pandemia en América Latina. La falta, no digamos de capacidades gubernamentales, sino que de un gobierno como tal, sumado a las desigualdades de base de un país con altas concentraciones de riqueza y sus consecuencias para la democracia y la seguridad social, hacen que la pandemia se reproduzca en las inequidades y se controle en los privilegios. La emergencia del Covid-19 sirvió como respiro para las fuerzas conservadoras en oposición al movimiento ciudadano, a la vez que impuso nuevas inestabilidades y desafíos para un gobierno de derecha con ausente dirección y falta de unidad en su coalición. Entonces, aparece algo lo más parecido a una tormenta perfecta: una falta de credibilidad profunda en las instituciones y las autoridades, a la vez que las mismas desigualdades que se intentan combatir reproducen la expansión del virus.

Por todo esto era imposible no abrir un breve espacio para la reflexión en torno a diversos puntos de las crisis globales y locales que nos afectan en el contexto de esta pandemia. A continuación, presentamos un grupo de breves textos abordando diferentes escenarios sociales durante y después del impacto global del Covid-19. En ellos se enfatizan aspectos que van desde la distribución urbana, las instituciones de seguridad social, o los usos del gran capital con aspecto solidario (filantrocapitalismo). Todo esto es parte de los temas que se abordan en la sección que los/as lectores/as encontrarán a continuación.

Arthur Bueno y Felipe Torres


Para ler os textos do debate acesse aqui.



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