Convite e participação do Ateliê na Escola Internacional de Inverno da Rede SOCIAL-ONE (Argentina, 08-11/07)

André Magnelli, livre-pesquisador e diretor do Ateliê de Humanidades, lecionará um curso, como professor convidado, na International Winter School (Escola Internacional de Inverno), que ocorrerá em Buenos Aires, Argentina, nos dias 08 a 11 de julho de 2020, com o tema: “Desigualdades na América Latina: brechas por fechar, caminhos por abrir. Em direção a uma visão integral de desenvolvimento”.

Divulgamos abaixo a apresentação da Escola e a abertura de chamadas para apresentação de trabalho e pedido de bolsa.

Apresentação

Entre os dias 8 a 11 de julho de 2020, em Buenos Aires, Argentina, as redes Social-One e Psy-Com, junto com o Movimento Político pela Unidade (MPPU) e em associação com a Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador (USAL-Argentina) e Istituto Universitario Sophia (Itália), estarão realizando a International Winter School (Escola Internacional de Inverno): “Desigualdades na América Latina: brechas por fechar, caminhos por abrir. Em direção a uma visão integral de desenvolvimento”.

A Escola será no Centro Mariápolis der José C. Paz, Buenos Aires, Argentina.
Segue em a chamada para propostas de resumo para apresentação de trabalho e a chamada para pedido de bolsa.


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Convocatoria de Resúmenes de Ponencias


ESCUELA INTERNACIONAL DE INVIERNO


Las desigualdades en América Latina:
brechas por cerrar y caminos por abrir
Hacia una visión integral del desarrollo

8-11 de Julio de 2020, Buenos Aires

Las redes de investigación internacional Social-One, Psy-Com, el Movimiento Políticos por la Unidad (MPPU) en asociación con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador (USAL) y el Instituto Universitario Sophia, organizan la Escuela Internacional de Invierno: “Las desigualdades en América Latina: brechas por cerrar y caminos por abrir. Hacia una visión integral del
desarrollo”

1. La fundamentación de la desigualdad como tema de la escuela

Hoy encaramos un vertiginoso proceso de cambios, en verdad un cambio de época. Las tendencias mundiales dominantes en la economía y en la sociedad exacerban las contradicciones de un estilo de desarrollo que se ha vuelto insostenible. Esas contradicciones son innegables. Lo demuestra el aumento sin precedentes de la desigualdad global en las últimas décadas, la agudización de la crisis ambiental, especialmente el cambio climático, y el papel ambivalente de la revolución tecnológica que, al mismo tiempo que abre opciones para la sostenibilidad, genera tensiones en los mercados laborales que se agravan a medida que se expanden las nuevas tecnologías. Los profundos desequilibrios económicos, sociales y ambientales han motivado la búsqueda de respuestas por parte de la comunidad internacional, a través de esfuerzos que han madurado por más de dos decenios. La más amplia y ambiciosa es la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que los 193 países representados en la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaron en septiembre de 2015. Estos compromisos reconocen la igualdad y la sostenibilidad como los principios rectores, compartidos y universales, en los que se debe basar una nueva batería de estrategias y políticas globales, regionales y nacionales.

Las sociedades latinoamericanas se encuentran hoy ante el desafío de profundizar las propuestas para este cambio de rumbo, frente a la encrucijada que encara la región. Se trata de conjugar la
sostenibilidad de mediano y largo plazo de un desarrollo dinámico con el avance sistemático hacia mayores niveles de igualdad. Tal igualdad no se entiende solo como una igualdad de medios, es decir, como una mejor distribución del ingreso. Se entiende, también, como una mayor igualdad en capacidades, en agencia, en pleno ejercicio de la ciudadanía y en dignidad y reconocimiento recíproco de los actores. Reconocer a los sujetos como iguales e interdependientes implica poner en marcha políticas tanto para promover su autonomía como para mitigar sus vulnerabilidades. Incorporar las contribuciones realizadas desde las perspectivas de género, etnia y medio ambiente significa asimismo plantearse políticas de igualdad en la distribución de roles (en la familia, en el trabajo, en la política), en la relación entre generaciones presentes y futuras y en la visibilidad y afirmación de identidades colectivas.

En los últimos tres años se ha dado un debate entre distintas ONG internacionales que analizan la generación de riqueza y su distribución, según distintas metodologías se discute si son 8, 42, 61 o 128 las personas en el mundo que acumulan al menos la mitad de la riqueza global. Si tenemos en cuenta que la población mundial se aproxima a los 7.400 millones de personas es evidente que nos encontramos frente a uno de los momentos de mayor concentración de la riqueza del mundo. En el otro extremo, la mitad de la población mundial es considerada pobre (y aquí también las metodologías son discutibles), esto no sólo es un problema en los medios (ingresos, activos productivos y financieros y propiedad), sino que también lesiona las capacidades, autonomías y reconocimiento recíproco y, fundamentalmente, a una igualdad de derechos, las desigualdades de origen socioeconómico se entrecruzan con las desigualdades de género, territoriales, étnicas, raciales y generacionales.

Los actuales niveles de desigualdad, además de ser socialmente injustos, son sumamente ineficientes en términos económicos y constituyen un obstáculo a la gobernabilidad democrática de los países. Esto vuelve ineludible el debate por el rol de los Estados, superar las lógicas de subsidiariedad que desmercantilicen y desfamiliaricen el acceso al bienestar y promuevan políticas que impacten en la redistribución. Como se publicaba en el Panorama Social de América Latina 2018, la CEPAL manifestaba que “las actuales demandas de las sociedades latinoamericanas manifiestan un claro rechazo a la persistencia de la cultura del privilegio en sus múltiples dimensiones, en particular las vinculadas a la concentración de la riqueza, el acceso segmentado a servicios públicos y culturales de calidad, y la falta de reconocimiento de la dignidad de los individuos y las comunidades. Esto es lo que muchos actores expresan bajo la demanda de terminar con los abusos”. Y en ese documento aboga por la generación de nuevos pactos sociales que apuesten a reformas estructurales orientado a la redistribución del ingreso y otros activos, así como al reconocimiento de identidades y autonomías diversas y a la superación de la heterogeneidad estructural.

La matriz de desigualdad en América Latina tiene diversas dimensiones: ingresos, activos físicos y financieros, capacidades, oportunidades, productividad, habitabilidad, poder, acceso al bienestar,
redes de relaciones y goce de derechos. Estas brechas sociales tienen como determinantes los ámbitos macroeconómico, productivo, institucional, territorial, cultural y de relaciones de género.
Desde nuestra perspectiva la igualdad es un compromiso ético ineludible y la igualdad de derechos, al constituir un valor intrínseco de la ciudadanía y del humanismo moderno, debe cuajar en instituciones, estructuras y políticas que permitan avanzar hacia el cierre de brechas de desigualdad. La mayor democracia política, las políticas redistributivas y la ampliación de la sociedad del conocimiento tienden a consolidar una cultura de igualdad de derechos que está en las antípodas de la cultura del privilegio. En este sentido, se deben resaltar los avances logrados en la región en la primera década del siglo XXI, que implicaron una mayor conciencia sobre los derechos civiles, económicos, políticos y sociales, aunque también se han agudizado tensiones y conflictos en que unos actores exigen mayor acceso a los frutos del progreso, mientras que otros se repliegan sobre sí mismos, se aíslan del resto de la sociedad y procuran blindar sus privilegios. Entre la cultura de derechos y la cultura de privilegios, la política se ve atravesada por crisis y demandas de legitimidad.

¿Ha llegado para las sociedades latinoamericanas la hora de la igualdad? ¿Y por lo tanto brechas por cerrar y caminos por abrir? Tenemos la convicción que ha llegado el momento de construir nuevos instrumentos y acciones de política, y nuevas formas de implementación y puesta en marcha, proceso en el que las instituciones y las acciones colectivas son determinantes. Ha emergido una ambiciosa y urgente agenda con el crecimiento, la sostenibilidad y la igualdad en su centro, basada en una teoría del desarrollo que le da consistencia y fundamentos para su proyección futura. Se trata de transitar de la cultura del privilegio a la cultura de la igualdad. Explorar esos senderos, contribuir a fundar sus cimientos, es el propósito de las reflexiones y el esfuerzo de la EDI al servicio de un mañana justo, digno e igualitario para los pueblos de nuestra patria común.

2. Un método interdisciplinario

Las ciencias sociales tienen una especial responsabilidad en la construcción de sociedades igualitarias que favorezcan un desarrollo humano y social inclusivo y sostenible. La EDI propone un abordaje interdisciplinario ya que la problemática de la desigualdad es multidimensional, por lo tanto se requiere una perspectiva integrada por diferentes enfoques para encontrar alternativas de solución que tengan en cuenta la naturaleza, magnitud y diversidad de causas que intervienen en la generación de las desigualdades. Las redes de investigación “Social-One”, “Psy-Com” y “MPPU” buscan desde hace más de una década promover un diálogo vital entre académicos, investigadores y profesionales para la trasformación social, enfocándose en cómo favorecer, mediante un diálogo abierto, la construcción de nuevas teorías, metodologías y prácticas que favorezcan procesos colaborativos, mejoren la cooperación y en fin contribuyan a la igualdad en sus diferentes dimensiones. Sociólogos, psicólogos, politólogos, trabajadores sociales y profesionales de ciencias sociales en general de estas redes internacionales han dedicado sus esfuerzos a estudiar desde el punto de vista teórico y práctico, conceptos, tales como: amor social -ágape-, fraternidad, prosocialidad, empatía, reconocimiento recíproco, don, comunión, etc.. La riqueza innovadora de estos conceptos se han confrontado con experiencias empíricas y han demostrado su capacidad de análisis e interpretación de la realidad; permitiendo tener una comprensión más abarcadora de aspectos no tenidos en cuenta hasta entonces. Sobre la base de esta trayectoria, la EDI ofrece un ambiente único en donde el diálogo entre los participantes y sus disciplinas puede ser una gran herramienta para crear un enfoque integrador que permita entender cómo superar las desigualdades sociales y fomentar el desarrollo inclusivo y sostenible en nuestros contextos latinoamericanos.

¿Cómo el amor social-ágape, la fraternidad, el reconocimiento recíproco y la empatía social pueden configurar sociedades más igualitarias?

La EDI propone un abordaje interdisciplinario de la matriz de desigualdades latinoamericana desde tres perspectivas disciplinarias, las tres redes de investigación han venido desarrollando conceptos y dimensiones que aportan al abordaje de la temática de la EDI profundidad y posibles caminos de solución. La escuela de invierno intentará resaltar, en una perspectiva interdisciplinaria, esas
dimensiones que existen en la sociedad contemporánea y que a menudo no se ven suficientemente reforzadas por la investigación social y que refieren a la capacidad crítica de los actores sociales en relación con el status quo y las desigualdades sociales. Con este fin, se estudiarán en profundidad algunas herramientas heurísticas, consideradas útiles para la comprensión, interpretación e
intervención social, como los conceptos de amor social-ágape, fraternidad, el reconocimiento recíproco y empatía social. Ellos no deben considerarse conceptos normativos, sino como dispositivos
que los actores sociales ponen en práctica, como lo demuestran las rutas de investigación de las redes de investigación promotoras de la Escuela.

En efecto Social-One, es un, un gruppo de sociólogos, estudiosos de lo social y del trabajo social que en los últimos años ha orientado sus investigaciones en la dimensión social del amor, dando lugar a numerosas publicaciones (cfr. Iorio 2014; 2015; Araújo et al. 2015; Araújo et al. 2016; Martins e Cataldi 2016). Tomando como punto de referencia la obra de Luc Boltanski, El amor y la justicia como competencia (1990), tales estudios ampliaron la galería tipológica de la acción, puesta a disposición por los sociólogos clásicos, con una nueva categoría conceptual ligada al ágape. El camino había sido ya trazado por algunos gigantes – entre ellos Simmel (1907; 1921; 1989; 2001), Sorokin (1954), Giddens (1995) e Luhman (1987), sobre sus espaldas fue posible entrever el recorrido histórico de trasformación del concepto de amor. Pero el amor-agape constituye una novedad para las ciencias sociales: el ágape, de hecho, presenta características emergentes, que al mismo tiempo contienen y transcienden el amor entendido como philia y eros, definiéndose como una categoría de lectura de la realidad social eminentemente empírica basada en el amor incondicional hacia el otro. Sobre esta base el grupo de estudio Social-One definió el amor-ágape como “una acción, relación o interacción social en la cual los sujetos exceden (en el dar, recibir, en el no hacer, en el dejar hacer) todos sus antecedentes, y por lo tanto, ofrecen más de cuanto la situación requiera en el intento de proporcionar beneficios” (Iorio 2015, p. 25). En este sentido la pregunta es: ¿qué aportes ofrece el ágape en la reducción de desigualdades y configuración de sociedades más igualitarias?

Por su parte Psy-Com en los últimos años vino desarrollando investigaciones centradas en cambios producidos en la psicológica y como su centro de gravedad se está trasladando de lo intrapsíquico a lo intersubjetivo, así como el impacto que esto tiene en los comportamientos prosociales, la cohesión social, la inclusión y el empoderamiento individual y social. En escenarios de fracturas en la
convivencia social, recientes investigaciones acerca de los orígenes, cambios y desafíos de la brecha social (PNUD, 2017), que destacan la relación entre desigualdad, democracia y el “trato” entre las personas, instan a comprender con más profundidad la relación entre factores macro-estructurales económicos y factores interpersonales (del micro-nivel) en el desarrollo de sociedades más justas e inclusivas. Desde la filosofía contemporánea (Nussbaum, 2005) hasta numerosas evidencias empíricas (p.e., Batson, 2011) sostienen que las tendencias empáticas (i.e., respuesta afectiva
alineada con lo que los demás sienten; Eisenberg, Spinrad y Knafo-Noam, 2015) pueden reducir prejuicios y ayudar a mejorar las actitudes hacia personas de otros grupos sociales. Si bien no existe
un sentido unívoco del concepto de empatía, en general se considera que la respuesta empática  incluye la capacidad para comprender al otro y ponerse en su lugar, a partir de lo que se observa, de la información verbal o de información accesible desde la memoria, involucrando una reacción afectiva congruente (Eisenberg et al., 2015). Sin embargo, también se observa que las respuestas empáticas no necesariamente conducen a la cohesión intergrupal e incluso pueden mantener la exclusión social y reforzar las diferencias de poder entre los que ayudan y los que reciben, siendo esto probablemente más característico de sociedades socialmente desiguales, como es el caso de las sociedades latinoamericanas (Luengo Kanacri y Jiménez-Moya, 2017). En esta línea, el desafío actual es estudiar el papel que las respuestas empáticas y prosociales tienen en la construcción de relaciones interpersonales simétricas y de equidad, caracterizadas por la reciprocidad, en sociedades marcadas históricamente por la desigualdad.

El MPPU viene desarrollando investigaciones en torno al concepto de Fraternidad en política. Si se adopta la referencia histórica de la tríada de la Revolución Francesa –libertad, igualdad, fraternidad – en la calidad de un precedente fáctico y teórico relevante para la ciencia política, se debe afirmar que la fraternidad se viene constituyendo como una exigencia de la propia política, una vez que la
realización de los otros dos principios se evidencia como incompleta o, incluso, fracasada. Nos interrogamos, entonces, sobre si la democracia, principalmente en el debate sobre su calidad y amplitud, tendría en el elemento fraterno un inductor a proporcionarle nuevas posibilidades, y con más fuerza, donde ya se observa un desgaste en sus estructuras y prácticas. Por otro lado, delante del cuadro de desigualdades en que vivimos, en particular en América Latina, nos interrogamos sobre de qué manera la fraternidad como principio orientador puede contribuir a conformar sociedades más igualitarias. Bernardo Kliksberg, al considerar que las desigualdades son contrarias al género humano, afirma que la fraternidad es la palabra clave para el futuro de nuestra sociedad. Propuestas actuales, tales como la Economía Social y Solidaria y la Economía de Comunión, ¿nos dan indicios y señales que, realzando el elemento fraterno, evidencian alternativas que se pueden considerar? El escenario actual de nuestros países, con sus crisis política, económica y social ¿constituye una oportunidad para reformular el modelo tradicional de desarrollo?

3. Estrategias y modalidades de aprendizaje

Dado que la conformación de sociedades igualitarias requiere un profundo cambio en los objetivos, enfoques, políticas y comportamientos ciudadanos, el rol que tienen las evidencias empíricas en la
investigación es más decisivo que nunca. En efecto, en la promoción de cambios sociales, las praxis y la investigación deben “ir de la mano”. En esta línea, la EDI combinará momentos de presentaciones de temas fundamentales (expositores principales) y diálogos en pequeños grupos de interés. En particular, tendrán lugar las siguientes sesiones:
1) Sesiones temáticas interdisciplinarias, en las que dos profesores de distintas disciplinas introducirán y guiarán las conversaciones, las cuales incluirán aportes de estudiantes e investigadores / profesionales jóvenes y finalmente se desarrollarán conversaciones intergeneracionales.
2) Sesiones de trabajo y talleres para el diálogo entre investigadores y representantes y profesionales de organizaciones sociales.

4. A quién está dirigida la EDI

La EDI está dirigida a estudiantes graduados y no graduados de ciencias sociales (en especial, de sociología, psicología, ciencia política, trabajo social, abogacía, economía, antropología), académicos y profesionales interesados en el tema y que deseen presentar trabajos e investigaciones en línea con los temas de la escuela.

5. El programa de la escuela

La apertura de la escuela será el día miércoles 8 de julio de 17.00 a 19:00 hrs. en la sede de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador (USAL), en la Ciudad Autonómica de
Buenos Aires (CABA). El resto del programa de la EDI se llevará a cabo en el Centro de Convenciones “Mariápolis” en la localidad de José C. Paz, 20 minutos de CABA, hasta el día sábado 11 de julio a las 18:00 hrs.. La escuela será residencial, estructurada en forma interactiva y en base a una relación de pares entre estudiantes y académicos. Se organizarán laboratorios de investigación con actores locales.

El programa comprenderá:

a) Sesiones interdisciplinarias sobre los ejes de investigación, lideradas por académicos destacados e incluyendo investigaciones de alumnos titulados y no titulados y/o académicos jóvenes;
b) Sesión de trabajo paralela para la innovación: “de la teoría a las aplicaciones y de las buenas prácticas a la teoría: la investigación académica se integra con la sociedad civil para propuestas de
sociedades igualitarias”
c) Reuniones de pequeños grupos para dialogar sobre áreas específicas de interés;
d) Sesión paralela sobre aspectos metodológicos y herramientas de evaluación (en modalidad taller).

El programa se articulará en base a cinco ejes de investigación:

1. Empoderamiento y autonomía personal y social para la igualdad
2. Desigualdades étnicas, raciales, de género y territoriales
3. Igualdad de derechos y desarrollo inclusivo y sostenible
4. Políticas públicas y sociedades igualitarias
5. Desigualdades, acción colectiva y movimientos sociales Los detalles del programa se anunciarán a fines de abril 2020
6. Cómo participar en la escuela de invierno

La EDI tiene dos modalidades de participación:

1) Presentar un resumen de investigación, según una de los cinco ejes temáticos
2) Presentar una propuestas de poster vinculado a experiencias de buenas prácticas


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por Anders Noren

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